09 julio 2007

Agua desbordada.1

10 de julio de 1997, el día de comenzó la tortura de la Libertad. 10 de julio de 1997, el día que el fascismo quiso ganar a la Democracia. 10 de julio de 1997 el día que las excusas no justificaban nada. 10 de julio de 1997 el día que los ciudadanos despertaron. 10 de julio de 1997 el día que Miguel Ángel Blanco fue secuestrado.
Aquel día de verano, nos enteramos por la radio o la tele de que un concejal del PP de un pueblo de la Comunidad Autónoma Vasca había sido secuestrado por la ETA. Era por la tarde y las primeras noticias, como siempre -a pesar del 12 y 13M-, eran confusas pero todo parecía apuntar a que el concejal del PP en el Ayuntamiento de Ermua, Miguel Ángel Blanco, había sido secuestrado por un comando de la ETA y que los terroristas iban a utilizar su acción criminal como chantaje al Gobierno Aznar. Aznar, al que la ETA intentó volar por los aires, estaba luchando contra el fascismo nacionalsocialista aberchale de tal manera que los muy hijos de puta de la ETA empezaban a encontrarse presionados y preocupados. Cuando eso ocurre, siempre, los terroristas hacen lo único que saben hacer, es decir, crear terror, matar, asesinar, causar el miedo, amedrentar, presionar, quemar, pegar, acogotar, cobrar dinero y acojonar al personal. Tan sólo diez días antes la Guardia Civil consiguió liberar al funcionario de prisiones, José Antonio Ortega Lara, secuestrado por la ETA durante 532 días. 532 días en un ataúd de metroymedio por dos. 532 días. Quinientostreintaydós.
Así les suele ir bien, siempre que no tengan frente a ellos gentes, ciudadanos, con ganas de luchar por la libertad y sin miedo a enfrentarse a ellos. Mejor dicho, con miedo, pero no a enfrentarse a ellos, que es lo que les mueve, sino a lo que pueda pasarle a sus familias y a su integridad, claro. Esa es la diferencia entre los cobardes y los valientes, que éstos, a pesar del miedo se enfrentan a él. Los impulsa contra la injusticia.
Esa valentía se extendió como el agua desbordada de un río cuando nos enteramos que los hijos de puta hicieron de hijoputas y le metieron dos tiros a bocajarro en la cabeza encapuchada de Miguel Ángel Blanco. Entonces, el río de la rabia, la impotencia y la injusticia se desbordó. Pero también se desbordó el río de la valentía, la Libertad y la Democracia. Incluso llegó a desbordarse el río del odio y la venganza.
Llegó el momento de que ese agua, bendita, saciara la sed de la vergüenza, la hipocresía y la vileza que durante decenas de años estaban ahogando a España y al País Vasco. Y el agua se desbordó. Y llegó el momento en que los ciudadanos plantaron cara al terrorismo. Al terrorismo de bombazo y tiro en la nuca. Pero también al terrorismo de violencia callejera y linchamiento popular. Al terrorismo ejercido en la panadería "de ellos", donde se escucha aquello del "algo habrá hecho". Al terrorismo ejercido en la carnicería "de ellos", donde se oye eso del "pero ese era un fascista del pepé". Al terrorismo ejercido en la taberna "de ellos", donde el hedor etílico huele al "si no era de aquí la hostia". Al terrorismo ejercido en la caja bancaria "de ellos", donde se encargan de "recaudar impuestos de ayuda a la causa". Y llegó el momento también, en el que los ciudadanos salieron a las calles, a las plazas, a los parques, a los mercados, a las avenidas y a sus balcones para decir BASTA YA. Llegó el momento en que los policías se quitaron sus capuchas y a cara descubierta tuvieron que escoltar las concentraciones de los ciudadanos que decían BASTA YA e, incluso, las "de ellos". De igual manera llegó el momento de que los periodistas se dejaran de eufemismos e intereses y sus rotativos escribieran el mismo titular, BASTA YA.
El agua se desbordó de tal manera que llegó al cuello de ciertos políticos, incluso de politicachos, que uno a uno y en filita aparecían compungidos en las manifestaciones populares. Daba igual su signo, su caja de cobro nacionalista, socialista o comunista. Todos en la foto. Todos unidos contra el terrorismo. Todos contra la barbarie de la ETA. Eso decían entonces...






2 comentarios:

Anónimo dijo...

Recuerdo como si fuera ayer ese día. Sábado de vaquillas en Teruel. Se respiraba en el ambiente de fiesta, un tufo a no estar en lo que celebrábamos. Los comentarios eran generalizados. La sensibilidad de la gente muy alta. Se puso el pañuelico y nos fuimos a dar la ronda habitual.

Pero no fue la habitual. Muy pronto comenzó a correr como la pólvora que ETA había asesinado a ese concejal anónimo hasta hacía tres días, Miguel Angel Blanco.

La indignación se fue apoderando de la fiesta. La respuesta fue unánime. Todo el mundo en la Plaza del Torica gritando NO SOIS ESPAÑOLES, SOIS HIJOS DE PUTA. Llevo ese día marcado en el corazón.

También recuerdo a Aznar en la TV, con la bandera de España detrás y diciendo con contundencia, "las van a pagar". Fue un comunicado brutal. No dejo lugar a dudas su camino.

Ese sentimiento perdura en muchos de nosotros. En otros NO. Zapatero hijo, que no te enteras. Eso sí, Rajoy hoy con empresarios y no en Ermua. Manda huevos tanto por un lado como por el otro. Y luego hablamos.

Descanse en paz, el ciudadano Miguel Angel Blanco.

Anónimo dijo...

Diez años después y todavía tengo la misma sensación de angustia, esa angustia que provocaba contradicción de sentimientos (vida humana frente a libertinaje y barbarie),
Un pais conmocionado que diez años después no se acuerda de como salió a la calle como una sola voz. En distintos medios se daba más importancia a las ausencias políticas en los homenajes que en recordar la atrocidaz que tuvo lugar... Tal vez por esto y por muchas cosas mas sigo teniendo esta sensación de angustia.