10 abril 2007

Srebrenica. II

Sudaba muchísimo, podía notar mi nuca empapada y el sabor salado del sudor recorriendo mis labios y mis ojos, cada vez que miraba hacia arriba el sol me cegaba a pesar de la frondosidad del bosque de hayas y abetos. El terreno empinado era frondoso en matas y hierba alta, la sombra hacía su trabajo, podía olerse, como podía olerse otro olor. El de la muerte. Notaba el pálpito de mi corazón golpe tras golpe, resonando en mi caja torácica como el ruido de los morteros explotando en la ciudad. En mi seca boca la lengua buscaba oxigeno como la de un perro jadeante, Mirko decía que eso éramos para los serbios, perros, perros bosnios musulmanes a los que había que cortarles el cuello, después del rabo, las manos y los huevos. Eso decía Mirko.
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-Vamos, Ivo, vamos. Date prisa, joder.
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Me gritaba jadeante pero me costaba seguirle, llevabamos mucho rato corriendo, dando un gran rodeo a Srebrenica para llegar a casa cargados con varias garrafas de agua, unos cincuenta kilos de peso.
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-Espera Mirko, no puedo más. Estoy reventado.
-Pero qué coño dices, estás gilipollas o qué, Ivo. Si te cogen los tchetniks sí que estarás reventado. Te meterán una granada por tu culo bosnio musulmán y entonces cumplirán tus deseos.
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-Pero llevamos una hora y media corriendo, subiendo y bajando colinas, cargados con las putas garrafas.
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Le dije entre mis jadeos, perdiendo el aliento y casi sin voz. Mirko negó con la cabeza, se incorporó y siguió la marcha sin decir nada. Me levanté y le seguí, estabamos cerca de casa, ya podíamos verla. De repente oímos el silbido de un obús volando sobre nuestras cabezas, Dios, de dónde ha salido eso, pensé, mientras vimos como el obús explotaba en el edificio donde vivía la familia del señor Jovic. Aceleramos la marcha corriendo hacia allí, los serbios estaban muy cerca y hoy, lo temido, parecía llegar, estaban atacándonos después de tantas amenazas, después de tantas conversaciones, después de la protección de los Cascos Azules. Hoy, día 11, los tchetniks estaban atacándonos.

Continuará...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estoy deseando leer la continuacion,pero que orgullosica estoy!