La cruz de España no es que esté colgada en las paredes de los colegios sino que es el colgado que manda desde La Moncloa. Querer quitar el crucifijo de las escuelas públicas es tan razonable y entendible como no quitarlo de la educación religiosa privada.
El problema está no en si es opinable y racional sino en lo lícito que pudiera serlo, me explicaré. En mi opinión es perfectamente razonable pensar que en el espacio de la educación pública no exista símbolo alguno de religión. Ni cristiana, ni musulmana, ni judia, ni budista, ni cualquier otra. Para mí, todas las religiones son iguales y creo que deben estar separadas de la educación pública, sólo su estudio histórico debería darse como asignatura, es decir, Historia de las religiones y no religión católica como doctrina.
Si bien tal cosa es opinable no nos queda otra que admitir que España es un estado aconfesional, que no laico. Es decir, nuestra norma suprema, la Constitución, no separa al Estado de la Iglesia, que sería lo deseable y que nos convertiría en un estado laico, sino que nos transforma en un estado aconfesional ya que nuestra constitución establece una especial relación con la Iglesia Católica -art. 16.3 C.E.-, así que, quizá sea hora de reformar ciertos puntos de nuestra Carta Magna. -Ya me expliqué hace un año-.
Por eso, podría ser discutible si el crucifijo no debe presidir una clase pública española, que repito que en mi opinión no debería estar colgado, pero sería, creo yo, totalmente inconstitucional retirarlo por imperativo legal de los colegios religiosos. La lectura de los artículos 14 y 16 de la Constitución Española no deja dudas pero, doctores tiene la Iglesia... y zETApé.
El problema está no en si es opinable y racional sino en lo lícito que pudiera serlo, me explicaré. En mi opinión es perfectamente razonable pensar que en el espacio de la educación pública no exista símbolo alguno de religión. Ni cristiana, ni musulmana, ni judia, ni budista, ni cualquier otra. Para mí, todas las religiones son iguales y creo que deben estar separadas de la educación pública, sólo su estudio histórico debería darse como asignatura, es decir, Historia de las religiones y no religión católica como doctrina.
Si bien tal cosa es opinable no nos queda otra que admitir que España es un estado aconfesional, que no laico. Es decir, nuestra norma suprema, la Constitución, no separa al Estado de la Iglesia, que sería lo deseable y que nos convertiría en un estado laico, sino que nos transforma en un estado aconfesional ya que nuestra constitución establece una especial relación con la Iglesia Católica -art. 16.3 C.E.-, así que, quizá sea hora de reformar ciertos puntos de nuestra Carta Magna. -Ya me expliqué hace un año-.
Por eso, podría ser discutible si el crucifijo no debe presidir una clase pública española, que repito que en mi opinión no debería estar colgado, pero sería, creo yo, totalmente inconstitucional retirarlo por imperativo legal de los colegios religiosos. La lectura de los artículos 14 y 16 de la Constitución Española no deja dudas pero, doctores tiene la Iglesia... y zETApé.
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